Síndrome del impostor ¿Qué es?

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Una vez tuve que pasar un examen de danza (sí, hoy voy a contarte un poco mi vida, auto revelación es el término psicológico). Danza contemporánea que me gustaba mucho. Sobretodo improvisar; eso estaba genial. Y no se me daba nada mal, lo sé por que me miraba en el espejo, aunque en teoría no podíamos. Estaba bastante guapa, la verdad. O al menos así me sentía yo.

En el examen -que se realizaba en parejas- teníamos que presentar una coreografía de creación propia y elegir la base musical de Putumayo (una colección de música del mundo que te recomiendo encarecidamente). Bien, tenía la base y tenía el concepto, solo me quedaba una cosa; crear.

Me dejaba caer cada día de 20:00 a 23:00 por una sala de baile en la que intentaba, sin mucho éxito, dar vida a la coreografía definitiva. Durante la última semana, la coreografía se transformó en una secuencia de movimientos bastante curiosos y representativos del concepto. Quedó algo bastante guay; me atrevería incluso a decir que casi nos movíamos, mi compi y yo, al unísono.

El examen fue bien. Muy bien. Demasiado bien. Pasé uno de los peores ratos de mi vida cuando la profesora comenzó a alabar nuestro trabajo y nuestra ejecución. Noté cómo mi corazón se aceleraba y una suave brisa subía por mi cuerpo como el láser de un scanner dejando a su paso un rojo gamba precioso. Sentí que la profesora estaba vacilándome. En aquel curso algunos de mis compañeros eran bailarines profesionales. Algunos pusieron mala cara o se rieron al escuchar la valoración de la profesora. Al menos es lo que yo interpreté en ese momento lo cual, por cierto, es un sesgo cognitivo de adivinación del pensamiento como una catedral. Más tarde, un compañero me confirmó que mis sospechas eran ciertas y que la parte danzante clase se había mofado de las valoraciones.

Un drama todo.

¿Mis compañeros tenían el poder de hacerme sentir mal? Mi compañero estaba bastante contento con el resultado. Yo estaba orgullosa de él. ¿Por qué yo no me sentía igual? ¿La profesora estaba vacilándome y por eso me sentía mal?

Permitidme el spoiler antes de la explicación científica: absolutamente NO.

Aquí la única que tenía poder para hacerme sentir mal era yo. Me había salido bien; y sentí que engañaba a todo el mundo que creyese que aquello tenía algún tipo de mérito. Me sentí, en definitiva, una impostora.

Os presento al inconfundible, inimitable y no reconocido por la comunidad científica en el DSM-V :

Síndrome del Impostor

¿Te sientes identificado/a con mi anécdota? Le ocurre a mucha gente en algún momento de su vida; todos podemos sentir inseguridad o incompetencia y no tiene por qué significar que una patología asoma la patita por debajo de la puerta.

El conflicto surge cuando estas emociones, sentimientos y pensamientos emergen para eclipsar todos y cada uno de tus logros. En esta situación donde reina el auto sabotaje con cronicidad ya estaríamos hablando -con extrema cautela ya que no está reconocido como síndrome (2020)- de síndrome del impostor o fenómeno del impostor -personalmente yo prefiero esta última-.

Este concepto es abordado por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes (1978) y son las que lo definen y presentan a la comunidad científica.

Esta molesta y frustrante situación permanece en personas que han aceptado y/o aprendido que sus logros no son obra propia. Las pruebas de éxito son descartadas y sustentadas por un golpe de suerte o el propio azar. Este estilo de atribuciones se construye sobre un sistema de creencias donde se asume, por ejemplo, que los demás son arbitrariamente más inteligentes, más capaces, más aptos, más… más todo.

Este fenómeno parece darse mucho más en mujeres de larga y exitosa trayectoria profesional según varios y extensos -en el tiempo- estudios.

A pesar de los logros académicos y profesionales sobresalientes, las mujeres que experimentan el fenómeno impostor persisten en creer que realmente no son brillantes y han engañado a cualquiera que piense lo contrario (Clance & Imes, 1978). Te dejo el enlace a este maravilloso estudio en la biblio, no tiene desperdicio.

Acabe o no siendo un trastorno es una situación que debe ser atendida con la mayor prontitud posible. Hablamos de un auto sabotaje continuo que ocasiona mucho mal estar. Un mal estar totalmente innecesario e injustificado.

Si te sientes identificada/o con esta situación, con algo de lo que en este escrito aparece, te invito a regalarte unas sesiones terapéuticas. Un tiempo para reconstruirte y empezar a disfrutar de lo que te has labrado. Y si piensas que tus logros son por obra y gracia del Señor y has tenido mucha suerte, aquí la llevas:

Soy un gran creyente en la suerte, y me parece que cuanto más duro trabajo, más la tengo.
— Thomas Jefferson
La suerte no es casualidad, es trabajo. La sonrisa de la costosa fortuna que se gana.
— Emily Dickinson
Suerte, buena o mala, siempre estará con nosotros. Pero tiene la forma de favorecer a los inteligentes y mostrar su espalda a los estúpidos.
— John Dewey
Creo que la mayoría de las personas involucradas en cualquier arte siempre se preguntan secretamente si están realmente allí porque son buenas o porque tienen suerte.
— Katharine Hepburn
La suerte busca una aguja en un pajar y sale con la hija del granjero.
— Phyllis Martin

Vale, esta última no tiene mucho -nada- que ver. Pero me ha hecho mucha gracia.


BIBLIOGRAFÍA

Nicholls, J.G. Casual attributions and other achievement-related cognitions: Effects of task outcome, attainment value and sex. Journal of Personality and Social Psychology. 1975. 31, 379-389.

Rosenkrantz, P.S.; Vogel, S.R.; Bee, H.; Broverman, I.K. & Broverman, D.M. Sex-role stereotypes and self-concepts in college students. Journal of Consulting and Clinical Psychology. 1968. 32, 287-195

Pauline Rose Clance y Suzanne Ament Imes (1978). «The Impostor Phenomenon Among High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention».

Suzanne A. Imes (1978). «The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention.»

Joe Langford, Pauline Rose Clance (1993). «The Impostor Phenomenon: Recent Research Findings Regarding Dynamics, Personality an Family Patterns and Their Implications for Treatment»

Mari Zafra psicóloga y psicoterapeuta en Barcelona.

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